¿Recuerdas algún día en el que sentiste que podías hacer cualquier cosa que te propusieras? ¿Qué había sucedido para que te sintieras de esa manera? ¿Alguien te dijo algo o te dio un regalo?
Los discípulos conocían un día como ese. Recibieron un gran regalo que los hizo fuertes en su creencia del Señor resucitado. Ese día fue Pentecostés.
Pentecostés es un festival judío de la cosecha. En este día de precepto, el pueblo judío ofrece a Dios los primeros frutos de la nueva cosecha. En la época de Jesús, los judíos viajaban a Jerusalén para esa gran festividad.
Los discípulos se reunieron también en Jerusalén. Mientras rezaban juntos en una habitación del piso superior, oyeron el ruido de un viento fuerte. Llamas se apoyaron suavemente sobre sus cabezas.
Estuvieron llenos del Espíritu Santo. Se sintieron nuevos y fuertes. Salieron y proclamaron valientemente al Señor resucitado. Mientras hablaban, todas las personas de la multitud escucharon el mensaje en su propio idioma. ¡Personas que antes no podían entenderse entre sí, repentinamente pudieron! Personas que estaban separadas, se unieron. El Espíritu Santo vino a los discípulos como Jesús lo había prometido. Así nació la Iglesia. La obra de la Iglesia, llena del Espíritu Santo, había empezado.
¿Cómo fortalece a los discípulos el don del Espíritu Santo en Pentecostés?
Palabra de Dios
Elige la lectura del Evangelio de este año para Pentecostés. Léela y coméntala con tu familia.
Año A
Juan 20,19–23
Año B
Juan 20,19–23 o Juan 15,26–27 y 16,12–15
Año C
Juan 20:19–23 o Juan 14,15–16.23–26
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