La Inmaculada Concepción

Celebramos el año litúrgicoEl 8 de diciembre de 1854, el Beato Papa Pío IX declaró que la creencia en la Inmaculada Concepción era un dogma oficial de la Iglesia. Un dogma es una enseñanza de fe que Dios revela y en el que deben creer todos los católicos. El día en que se anunció formalmente la enseñanza también se estableció como día de la fiesta litúrgica de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Las solemnidades son las celebraciones más importantes del año litúrgico.

En muchos países, la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen Marîa es un día de precepto. Esto significa que aquí los católicos tienen la misma responsabilidad de participar de la Misa del 8 de diciembre que de la Misa de los domingos.

Dios eligió a María para que tuviera un papel único en el plan de Salvación. La eligió para que fuera la madre del Salvador del mundo. La eligió para que fuera la Madre del Hijo de Dios, que se convertiría en uno de nosotros en todos los aspectos, excepto en el pecado.

Debido a este papel, María recibió la gracia única de ser concebida sin Pecado Original y las gracias para mantenerse libre de pecado durante toda su vida en la Tierra. María glorificó a Dios mediante toda su vida en la Tierra, desde su concepción hasta su Asunción. Ella continúa glorificando a Dios en el Cielo, con todos los ángeles y los Santos.

Patrona de Brasil, España, los Estados Unidos, las Filipinas, Panamá y Portugal

Desde sus primeros días, la Iglesia ha expresado su fe en María como la Madre de la Iglesia. Jesús nos pide que honremos a María como nuestra Madre. Le pide a María que nos cuide como una madre cuida a sus propios hijos. Lee las palabras que Jesús dijo a María y al “discípulo que más quería”, San Juan Apóstol, en Juan 19,26–27.

Entre otros países, la Iglesia Católica de Estados Unidos eligió a María, Inmaculada Concepción, para que fuera la Santa patrona de los Estados Unidos. Nombró una basílica, o iglesia, en Washington, DC, Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción. Este santuario honra tanto a Dios como a María. Nuestra devoción a María glorifica a Dios, nuestro Padre. Nos recuerda honrarlo y agradecerle, como María hizo. Con María alabamos a Dios:

“Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador”. – Lucas 1,46–47

¿Por qué María siempre podía decir sí a Dios?

Palabra de Dios

Estas son las lecturas para la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Elige una y léela. Comenta la lectura con tu familia.

Primera lectura
Génesis 3,9–15.20

Segunda lectura
Efesios 1,3–6.11–12

Evangelio
Lucas 1,26–38

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