Aunque no lo creas, los Evangelios no fueron los primeros libros escritos del Nuevo Testamento. Sin embargo, por su importancia, la Iglesia los ubicó al comienzo de esa parte de la Biblia.
En el corazón de los Evangelios se encuentra el Misterio Pascual de Jesús. El Misterio Pascual es el centro de la obra que Dios Padre envió a hacer a Jesús, su Hijo, en la tierra. La palabra pascual proviene de una palabra hebrea que significa “el paso”. El Misterio Pascual es Jesús pasando de la vida en la tierra a una nueva y gloriosa vida con Dios Padre y Dios Espíritu Santo.
La Misión de Jesús
El Nuevo Testamento revela el cumplimiento en Jesucristo del plan de Salvación de Dios para todo el pueblo. Jesús nos muestra cómo podemos responder a Dios Padre de la manera que lo conocemos, lo amamos y lo servimos.
Mientras que el Antiguo Testamento registra los sucesos que prepararon a la humanidad para la venida del Mesías, toda la Sagrada Escritura se centra en la Persona de Jesucristo. Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías, el Elegido, que salvó a la humanidad del pecado (lee Mateo 27,54; Marcos 14,61–62 y Juan 19,24). Los Evangelios son el corazón de toda la Sagrada Escritura, y la misión de Jesús es la pieza central de los Evangelios.
Sufrió libremente la muerte
Cada uno de los cuatro Evangelios incluye una narrativa de la Pasión (consulta Mateo 27,32; Marcos 15,21; Lucas 23,26 y Juan 19,17–18). Estas narraciones cuentan acerca del Sufrimiento y Muerte de Jesús mientras se dirigía a la Cruz y era crucificado en ella. Durante la Semana Santa, en el tiempo de Cuaresma, recordamos el amor de Jesús por nosotros con su Sufrimiento y Muerte.
Jesús sacrificó su vida aceptando libremente la Muerte en la Cruz; fue sepultado y resucitó de entre los muertos tres días después. Cristo descendió a las profundidades y abrió las puertas del Cielo para los justos que habían partido antes que él y para los que vendrían después.
La Pasión y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo sucedió durante la Pascua Judía. En el momento en que un cordero iba a ser sacrificado para salvar a los Israelitas, Jesús libremente sacrificó su vida en la Cruz para salvar a todo el pueblo del poder del pecado y la muerte (lee Juan 1,29).
La última Cena era una comida de la Pascua Judía, pero Jesús le dio un nuevo significado. En la Última Cena, Jesús bendijo el pan y el vino y luego los distribuyó como su Cuerpo y su Sangre. La Eucaristía es un memorial de la Pascua judía de Jesús: su obra de Salvación a través de su sufrimiento, Muerte, Resurrección y Ascensión. Su Cuerpo y su Sangre les permitiría a sus seguidores ser redimidos del pecado y hallar felicidad eterna en el Reino de Dios.
¿Qué significa para ti que Jesús sufrió la muerte para salvarte?
El Señor Resucitado
Tres días después de que muriera y fuera sepultado, Cristo resucitó de entre los muertos con un cuerpo nuevo y glorificado. Los cuatro relatos del Evangelio enseñan claramente que este hecho sucedió. La Resurrección de Jesús está en el centro de nuestra fe en Cristo (consulta 1 Corintios 15,3–5).
Cuarenta días después de la Resurrección, Cristo Resucitado ascendió al Padre en el Cielo. El dominio de Dios, el Cielo, es donde Jesús, el Hijo de Dios, reina con gloria a la diestra de Dios Padre (consulta Lucas 24,50–53). Desde allí, Cristo, que está oculto a nuestros ojos, volverá con gloria al fin de los tiempos para juzgar a vivos y muertos (consulta Mateo 25,31–46). A través de la Ascensión de Cristo y su exaltación en la gloria, toda la humanidad ha recibido una promesa inquebrantable de vida y felicidad eternas con la Santísima Trinidad, con los ángeles y con María y todos los Santos (consulta Apocalipsis 22,4–5).
Cuándo piensas en el Cielo, ¿cómo te lo imaginas?
Este gran misterio del amor de Dios por nosotros es el centro del Evangelio o la Buena Nueva. A través del Misterio Pascual, todas las cosas han sido justificadas o corregidas en Cristo con Dios. A través de Él, estamos salvados y resucitaremos a la vida eterna.
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